El texto a continuación sirve como referencia para la cuestion.
Tápate el culo
Resulta que el culo era lo más importante. Pero vamos por partes. La primera tiene que ver con algunos especímenes de sexo
masculino y con su particular visión de los traseros de algunas mujeres, en concreto las socorristas de las playas de Gijón. Ellas
están allí para salvar vidas – en España mueren ahogadas casi cuatrocientas personas cada año, no lo olviden – y las presuponemos
con formación y la experiencia suficientes para meterse en el agua, superar las condiciones adversas que haya en ese momento,
sacar a alguien, que incluso pese el doble que ellas, y llevarlo sano y salvo a la arena. Y, si no lo está, practicarle la reanimación
cardiopulmonar o el auxilio que necesite hasta que llegue la ambulancia.
Pero, a pesar de todo, esas mujeres han sido noticia por sus culos. Literalmente. Las redes se han llenado de fotografías de
los traseros de estas socorristas, acompañadas de zafios comentarios machistas.
La segunda parte de esta historia tiene que ver con la solución que ha encontrado el Ayuntamiento de Gijón para atajar la
polémica: pedirles a esas socorristas que se pongan el pantalón encima del traje de baño de trabajo. Es decir, que se tapen. ¿Qué
implica esto? Pues no solo que tengan más dificultades a la hora de rescatar a alguien que se está ahogando, sino que haciendo
que ellas se cubran las estamos culpabilizando.
(Texto adaptado – CHAPARRO, Carme. Calladita estás más guapa. Madrid: Espasa, 2019.)
Al relatar la anécdota de las socorristas de Gijón, Carme Chaparro llama la atención para el hecho de que: