González (1999), al hablar sobre las teorias del lenguaje implícitas en las metodologias,
discute la importância de una práctica docente “teóricamente fundamentada, que a su vez pueda
(re)alimentar las teorias, (...) condición para el
ejercicio de la crítica y por lo tanto de la libertad,
de la autonomia” (ibid.) del profesor de lenguas
extranjeras. Sobre este tema, la autora considera que el “descompás entre la teoría explícita y
formalizada y una práctica apoyada en creencias,
o incluso el divorcio total entre ambas, es justamente lo que puede instalamos en la zona de
mayor peligro” (ibid.). Para González, el mayor
peligro sería justamente