TEXTO I
1. La historia está en nosotros o en ninguna parte. No está atrás. en ese
2. lugar nebuloso que llamamos pasado. No está en los libros que codifican
3. esa historia. a menos que los hagamos nuestros. ni en los papeles muertos
4. de nuestros archivos. a menos que los revivamos con nuestra mirada.
5. Tampoco está en los templos. los museos o editicios mudos de nuestras
6. ciudades. a menos que los hagamos hablar con nuestro conocimiento de
7. otros tiempos y otros hombres.(...)
8. Todo lo que hay en el reino del hombre ha empezado y terminado
9. alguna vez, todo es historia. Pero hay la historia que pasó y la historia que
10. sigue sucediendo, eso que Fernand Braudel llamó la historia de "larga
11. duración", cuyos cambios, lentos y profundos, duran más que los gobiernos
12. o las batallas.(...)
13. Quisiera poner ahora el acento no tanto en las cosas que cambiaron
14. esos acontecimientos centrales de nuestra historia, sino en algunos de los
15. rasgos que parecen durar a través del tiempo, que extienden su sombra
16. hasta nosotros y son todavía la historia que somos.
(HECTOR. Aguilar Camín. Actualidad del pasado. Dos siglos de cambios y costumbres políticas de México. Revista Nexos. n. 386. Febrero de 2010. p. 51).
Es correcto afirmar que la función sintáctica de la expresión subrayada en: "(...) a menos que los revivamos con nuestra mirada (...)" (raya 4) corresponde a un: