Mariposas y balsas biodegradables
¿Qué tienen en común una mariposa y un pedacito de
piolín que sirve para atar? Ambos son parte de algunos de los proyectos que llevan a cabo las Escuelas
Verdes de la Ciudad, que son 200 y que emprenden
distintas iniciativas para que la preservación del
medio ambiente se vuelva protagonista del plan
pedagógico.
Uno de esos proyectos es el del jardín de infantes de
Villa Soldati, al que asisten 280 alumnos. En sus paredes hay mariposas estampadas con un stencil. En el
salón de usos múltiples en el que los chicos izan la
bandera hay sogas de las que cuelgan mariposas de
cartulina. En el guardapolvo de Paula López, maestra
de una sala de 5, hay mariposas de colores estampadas en los bolsillos. En este jardín porteño se trabaja
para desarrollar un mariposario que empiece a devolverle a Buenos Aires parte del ecosistema que ha perdido con el tiempo.
Para eso, el jardín destinó 200 metros cuadrados de
tierra para la cría y reproducción de mariposas: es uno
de los ejes centrales de su proyecto educativo. “La iniciativa nació después de una visita al Museo de Ciencias Naturales de Parque Centenario. El guía les preguntó a los chicos si sabían por qué ya no había mariposas en la ciudad, y al otro día una nena se acordó y
me preguntó. Ese fue el inicio de todo”, cuenta Paula.
Pero un mariposario no se arma de un día para el
otro: “Para que haya mariposas tiene que haber árboles y plantas nativos de la región. A esa conclusión
llegamos luego de investigar la pregunta formulada
en el museo, y eso intentamos armar acá. Trajimos
árboles de la eco-región de Buenos Aires”, describe la
docente. En este jardín de Villa Soldati, el mariposario
también ayuda a los chicos en los primeros pasos de
la lecto-escritura. “Como vienen con la libreta y están
en pre-escolar, algunos hacen sus primeras anotacio-nes. Pero sobre todo, aprenden a sentirse parte de la
naturaleza.
También en Villa Soldati, los alumnos de la escuela
secundaria “Arturo Jauretche”, apuestan por un proyecto que sirva para proteger el medio ambiente. La
cercanía entre la escuela y el Riachuelo no es un dato
menor: esa cercanía dio impulso a los alumnos para
sanear sus aguas. Con el uso de plantas y materiales
biodegradables diseñaron balsas que sirven para
absorber metales pesados que hay en el lecho de esa
cuenca.
Los alumnos de 3° año cavaron un estanque en el
terreno de la escuela: tiene unos 10 metros cuadrados
y no es profundo. Con bidones, buscaron agua del
Riachuelo y lo llenaron. Desde la cuenca también trajeron plantas que crecen en ese ambiente. Todo fue a
parar al estanque, excepto una de las plantas: en vez
de ponerla en agua del Riachuelo, la pusieron en agua
de la canilla. A las dos semanas, ese ejemplar estaba
muerto.
“Aprendimos que la planta, en su agua habitual, sobrevive porque necesita alimentarse de los metales
pesados que hay allí: plomo, cadmio, zinc, entre otros.
Y que a la vez, al absorber esos metales, limpia el
agua”, explica Agustina Jorge Vales, alumna de 4° año
de la escuela. “Eso, cuando una planta sanea el agua
del medio en el que vive, se llama fitorremediación”,
explica.
La iniciativa no sólo se limita a esperar a que las plantas nativas saneen el agua, sino que intenta multiplicar
la cantidad de esas plantas en el estanque: “Desarrollamos unas balsas con materiales biodegradables: usamos caña, hojas y pasto seco, fibra de árboles como el
palo borracho, que también ayuda a absorber aceites,
y atamos todo con piolines biodegradables. […]
Las escuelas, desde el jardín hasta la secundaria, se
vuelven cada vez más frecuentemente escenarios para
que entre alumnos y docentes pongan a funcionar
iniciativas que excedan a los contenidos tradicionales
y que puedan ser transformadores. Del entorno y de
los propios chicos, que incorporan esos aprendizajes y,
muchas veces, son los encargados de hacer docencia
ambiental en sus propias casas.
Texto adaptado del periódico Clarín, Argentina, de 18/12/2018
https://www.clarin.com/brandstudio/mariposas-balsasbiodegradables-formulas-cuidar-planeta-escuela_0_xMH3MsprD.
html
El sistema de acentuación ortográfica del español,
permite determinar, al ver escrita una palabra, cuál es
la vocal acentuada, lleve tilde o no. Las normas ortográficas tienen una aplicación clara y según el acento
de intensidad se clasifican en acentuadas o tónicas e
inacentuadas o átonas.
AMORÓS, Elena Figueroa de. La acentuación ortográfica en la
educación superior, in Educación, Vol. III, nº 5. Marzo de 1994. p. 91.
https://dialnet.unirioja.es/descarga/ articulo/5056974.pdf
Con base en eso, lea con atención el fragmento del
texto sacado del cuarto párrafo:
Pero un mariposario no se arma de un día para el otro:
“Para que haya mariposas tiene que haber árboles y
plantas nativos de la región. A esa conclusión llegamos luego de investigar la pregunta formulada en el
museo, y eso intentamos armar acá.
En lo que se refiere a la clasificación de las palabras
subrayadas, cuanto a su acentuación, señale la alternativa correcta: